«Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Lc 2,22-40 Domingo IV Tiempo Ordinario Ciclo A.
Por: Fray Edward Augusto Vélez Aponte, O.P.
El Domingo es el día del Señor, permitámonos que el Evangelio nos hable con preguntas difíciles de responder para crecer en la Fe.
Preguntémonos a nosotros mismos:
- ¿Por qué me cuesta estar en Gracia para que Dios me llame de este mundo al suyo en cualquier momento?
Cuestionémonos sobre la relación con los demás:
- ¿Cómo debo vivir para que los demás vean en mi una ofrenda constante a Dios que da testimonio de la Fe?
Interroguémonos sobre la relación que tenemos con Dios:
- ¿Cuál es el aspecto de mi vida que deseo presentarle como ofrenda a Dios pero me cuesta hacerlo?
¡Que todo lo que hagamos hoy y siempre, sea para el honor la gloria y la alabanza de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo!